1 – No ha sido fácil (Pablo Milanés)
Yo, vine creciendo y me forjé
cual mi generación distinta
a la de ayer.
Soy, continuidad de mi niñez,
que es hija del sudor
de los brazos que ame.
Soy como quisieron ser
pero tratando de ser yo,
ni menos mal
pero en verdad
ni menos bien.
No ha sido fácil tener
una opinión que haga
valer mi vocación
mi libertad para escoger.
Amo sin ver lo que en el futuro
tenga que acontecer
dejo al sentir más puro,
florecer.
Ámame sin temor alguno
que yo he de prometer
fidelidad a mi modo de ser.
Yo, yo sólo tengo la razón
de quien quisiera ser
mejor de lo que ayer.
Yo, pongo en tu mano el corazón
con toda mi virtud,
mi egoísmo también.
Sufre conmigo el error que cometeré
goza también lo que de bien
se ha de lograr sin pretender.
Sube conmigo a encontrar el escalón
que evocaré para llegar
a ese lugar que un día soñé.
(1984)
2 – A veces cuando el sol (Ramiro Gutiérrez Pavón – Pablo Milanés)
A veces cuando el sol levanta el vuelo
remuevo la esperanza y miro adentro
y entre mi corazón y la añoranza
sólo dormita un charco de aguacero.
Detrás de la mirada salta un sueño
que sin querer se agita en la garganta
una carrera ciega hasta tu cuello
un tropiezo que rompe la balanza.
No habrá razón que guarda el equilibrio
cuando la ausencia llora en los sentidos
cuando la soledad es un gran pino
que crece en un jardín de blancos lirios.
No habrá más que gritar contra el silencio
cuando me invade el pecho la llovizna
y aunque tu luz no fuera ya la misma
y me quede de pie donde aún te espero.
Remuevo la esperanza y miro adentro
cuando la pena oprime la garganta
detrás de la mirada salta un sueño
y aunque llueva en la calle el viento canta.
A veces cuando el mar no nos alcanza
y tan sólo el rocío moja el suelo
un pájaro veloz recorre el cielo
y crece con el tiempo la distancia.
(1984)
3 – Pobre del cantor (Pablo Milanés)
Pobre del cantor de nuestros días
que no arriesgue su cuerda
por no arriesgar su vida.
Pobre del cantor que nunca sepa
que fuimos la semilla
y hoy somos esta vida.
Pobre del cantor que un día la historia
lo borre sin la gloria
de haber tocado espinas.
Pobre del cantor que fue marcado
para sufrir un poco
y hoy está derrotado.
Pobre del cantor que sus informes
le borren hasta el nombre
con copias asesinas.
Pobre del cantor que no se alce
y siga hacia adelante
con más canto y más vida.
Pobre del cantor que no halle el modo
de tener bien seguro
su proceder con todos.
Pobre del cantor que no se imponga
con su canción de gloria,
con embarres y lodo.
(1967-1968)
4 – Blas (Antonio Conte – Pablo Milanés)
Qué memoria tan larga
la memoria del hombre
que puso entre comillas
el tiempo que le dieron.
Ajado, trasnochado
hecho de polvo y sangre
de mejilla ultrajada
en la vergüenza gris
de alguna madrugada.
Qué largo el corazón
del hombre luminoso
que pudo ver el susto de la historia
entre la tempestad
de barbas y banderas.
Y pudo ver su propio corazón
multiplicado, diseminado
por el vasto país
que nacía a tientas al principio
luego tan insomne
sobre encrespado mar de soles y trincheras.
Usted estaba allí
sin detener la marcha
uniendo los espacios
cristalizando el agua
hecho de tierra y sueños
para que todo fuera mediodía
de súbitos colores
otro tiempo inundado
de urgentes resplandores.
Los sueños, el amor de otra patria naciendo
y en su mirada, en su cabeza
de patriarca sencillo
en su ademán de proletario rey.
(1984)
5 – El breve espacio en que no estás (Pablo Milanés)
Todavía quedan restos de humedad,
sus olores llenan ya mi soledad.
En la cama su silueta
se dibuja cual promesa
de llenar el breve espacio
en que no está.
Todavía yo no sé si volverá,
nadie sabe al día siguiente lo que hará.
Rompe todos mis esquemas,
no confiesa ni una pena,
no me pide nada a cambio
de lo que da.
Suele ser violenta y tierna,
no habla de uniones eternas,
mas se entrega cual si hubiera
sólo un día para amar.
No comparte una reunión,
mas le gusta la canción
que comprometa su pensar.
Todavía no pregunté “¿te quedarás?”.
Temo mucho a la respuesta de un “jamás”.
La prefiero compartida
antes que vaciar mi vida.
No es perfecta, mas se acerca
a lo que yo, simplemente, soñé.
(1984)
6 – Comienzo y final de una verde mañana (Pablo Milanés)
Déjame despertarte con un beso
en la verde mañana que te espera
déjame celebrar la primavera
en el hermoso largo de tu cuerpo.
Déjame recorrer ese universo
que conozco sin limites y fronteras
déjame descansar sobre tu pecho
que calienta mi piel como una hoguera.
Déjame repasar tus accidentes
detenerme a palpar cada medida
humedecer tus ojos y tus fuentes
y penetrar al fondo de tu vida.
Déjame demostrar que diez noviembres
purifican el alma y el deseo
que al abrazarte aún mi cuerpo tiemble
y relajado en paz me duerma luego.
Déjame al despertar tener la dicha
de hablar y compartir nuestros anhelos
y en la mañana verde que termina
volver a repetir que te quiero.
7 – Ya se va aquella edad (Pablo Milanés)
Ya se va aquella edad.
Qué lindo fue, que despertar,
fue sentir la inmensa sensación
de vivir en algo más
que en sueños ir.
Fue crecer, saber, dudar,
hacer, buscar, pedir, brindar,
recorrer el último camino
que te lleva hacia tu propia identidad.
Ya se va aquella edad,
que al elegir te encontrarás
si soñar, frente a tu propia imagen
ya en un viaje del que jamás regresarás.
Y hoy se resiente el corazón
siento algo más que una ilusión.
Ya se va aquella edad
es algo nuevo que va entrando
se va imponiendo, lacerando
algún rincón de mi emoción.
Y aquí esta pues esa edad,
que al elegir te encontrarás
si soñar, frente a tu propia imagen
ya en un viaje del que jamás regresarás.
Jamás.
(1984-1985)
8 – Los años mozos (Pablo Milanés)
Los años mozos pasaron,
y ahora a saber que hay que ser
y hay que estar.
Duro el camino que queda,
y ahora a saber caminar.
Y hay que andar.
Fuera los falsos valores,
a mí sólo llega
quien sabe de hombre calzar,
y hasta los tristes amores
que tantos dolores
me hicieron un tiempo pasar.
Y ahora tengo mis poros abiertos
para lo que hay que hacer
y está hecho,
o esperar mi muerte
abriéndome el puente
y diciéndome, “puedes pasar”.
(1968)
9 – 36 peldaños (Eduardo Ramos)
Bajo el pecho abierto
del atardecer,
dos caminantes van,
unen sus manos:
pienso en ti,
pienso en ti.
Por reflejos, busco,*
miro y no estás;
dos que caminan, van;
cierro mis ojos:**
pienso en ti,
pienso en ti.
En qué manos
mis manos reclaman estar,
qué distancia es exacta,
qué tiempo es de andar,***
las mitades ocultas
se muestran a mí:
significa que pronto
regreso por ti.
Treinta y seis peldaños, subí,
mas no hay cansancio, al fin;****
miro por encima
de ti,
de ti,
de ti.
Soy feliz.
Doy dos vueltas,
busco, miro, y ya estás,
dos que caminan van;** cierro mis ojos: ***
pienso en ti.
La versión citada es la que canta Sara González con el Grupo de Experimentación Sonora, incluida en su disco “Sara”. En la versión interpretada por Pablo Milanés en el disco “Evolución” se presentan las siguientes modificaciones:
* Por reflejo, busco
** unen sus manos
*** qué tiempo hay que andar
**** mas no hay cansancio, en mí
***** dos caminantes más
****** unen sus manos
10 – Nicaragua (Pablo Milanés)
Nicaragua me duele por aquí,
donde no se confunde mi razón,
donde balas y amor suelen vivir.
Nicaragua me llega al corazón.
Nicaragua algo me hace recordar,
Nicaragua algo me hace revivir;
Nicaragua también me hace pensar
que ya es suyo seguro el porvenir.
Nicaragua, no quieren que tu voz
por la selva camine sin parar
y otro grito se apreste a acompañar
a ese canto que tanto se esperó.
Nicaragua, ese libro que se abrió
yo no quiero que se vuelva a cerrar
ni que la muerte tenga que bajar
ese puño tan alto que se alzó.
Nicaragua me duele por aquí,
Nicaragua me llega al corazón.
Nicaragua, el libro que se abrió,
Nicaragua, no se vuelve a cerrar.
Nicaragua, te quiero acompañar.
Nicaragua, te quiero prometer.
Nicaragua, el que ayer ya se exiló
y el que te traicionó al amanecer
una noche en la sombra los unió
y atacaron tus ríos de leche y miel.
Nicaragua, te quieren destruir
el poema que al fin se rescató
con mil nuevas palabras por decir
donde se habla de vida y de sudor.
Nicaragua, no quieren entender
que tu marcha no da ni un paso atrás.
Se equivoca el que sea igual que él
Qué futuro nos iba a continuar.
Nicaragua, te quiero acompañar
y esperanza la quiero prometer
de esos años que acabas de ganar
a esos tanto que quedan por vencer.
Nicaragua me duele por aquí,
Nicaragua me llega al corazón.
Nicaragua, el libro que se abrió,
Nicaragua, no se vuelve a cerrar.
Nicaragua, que me hacen preguntar
Nicaragua, que me hacen revivir.
Que me hacen preguntar,
Nicaragua, que me hacen revivir.
Nicaragua, el libro que se abrió,
Nicaragua, no se vuelve a cerrar.
Nicaragua, te quiero acompañar.
Nicaragua, no quieren que tu voz
por la selva camine sin parar
y otro grito se apreste a acompañar
a ese canto que tanto se esperó.
Nicaragua algo me hace recordar,
Nicaragua algo me hace revivir;
Nicaragua también me hace pensar
que ya es suyo seguro el porvenir.
¡Nicaragua!